Cuando pensaba en Amy Winehouse imaginaba esas muñecas a las que las niñas pintan con bolígrafos y marcadores, a las que les cortan el cabello y destrozan, semejante a una muñeca rota, con tatuajes en los brazos, los ojos oscuros y el cabello alto, desgastada por sus juegos de licor y drogas, una muñeca en negro, con una voz increíblemente genial, que se fue a lo oscuro y que dijo adiós solo con palabras, que dejo sin compañía a Mr. Jones, que algunas veces dijo que sabía que no estaba bien por que sus lagrimas cayeron sobre nosotros y que nos recordó que nuestros padres nos llevarían a rehabilitación cuando solíamos llamar al señor verde o a Mr. Drugs quien rompió su vida en mil pedazos.
Fotografias por de Hedi Slimane.
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